El Arte de Educar
La tarea de educar a los niños es una ciencia,
un arte y un conjunto de técnicas y normas que
apoyan el descubrimiento y conducción de la
vida de los seres humanos,
en la primera etapa de su vida.
Toma en cuenta, por lo tanto, la totalidad del
ser humano, en todos los niveles de energía que
lo conforman (física, biológica, mental, social, cultural,
espiritual), y la conciencia de sí mismo y de
todas las personas de su relación y del entorno.
El distintivo fundamental del ser humano es su
capacidad de transformarse a sí mismo, su entorno
inmediato y la comunidad donde vive, de crecer,
porque es un ser inacabado.
La fuerza fundamental de cada ser humano es
su inteligencia lógica, emocional y operativa, su
pensar, su sentir y su actuar que deben ser gradualmente
descubiertos para conducir toda la
vida con libertad: esa es la tarea de la educación.
Pero deben actuar necesariamente articulados
con armonía.
Acción sin reflexión es mecánica, instintiva, condicionada
desde lo externo, o programada por
otros en el interior de uno. Acompañada de reflexión
que se elabora en base a la información,
tiene luz interna y libertad, bases del acto humano
profundo que decide.
La acción sin sentimiento consume energía y
cansa; con sentimiento lúdico, afectivo, estético,
místico, crea algo nuevo, gratifica.
Pensamiento sin sentimiento, informa pero no
mueve ni conmueve porque no muestra la relación
que tiene con uno mismo, en este momento.
Pensamiento con sentimiento, toma forma, te
involucra, te ilumina, enciende la llama interna
que te transforma a ti y lo que tocas.
Pensamiento que se traduce en acción te ubica
en el espacio y en el tiempo (aquí y ahora), con
los otros, y en un proceso en el que cada paso es
importante y tú eres actor allí.
No concretado en estos aspectos, el pensamiento
es nube pasajera que se esfuma, semilla
que no encontró suelo apropiado y no podrá florecer
ni dar fruto.
Sentimiento que no actúa, dura poco tiempo,
es un juego de luces que se pierde en la noche.
Traducido en acción, ejercita el arte de vivir en
paz y ser feliz.
Sentimiento no esclarecido internamente en
su origen y objetivo, te lleva como una hoja en el
viento. Observado internamente con atención, se
convierte en un canal que puede fecundar la aridez
de todos los desiertos internos y del entorno y
hacer crecer todas las semillas.
Educar es descubrir y posibilitar que crezcan
las potencialidades de cada persona y del grupo
donde está inmersa.
Es corregir las distorsiones que pueda haber
ocasionado el medio familiar y cultural al que pertenece.
Es mostrar los hitos del horizonte hacia donde
caminar, descubrir las aspiraciones profundas que
se abrigan.
Es alentar cada esfuerzo, desdramatizar cada
caída, acompañar “como luz o como nube”, la
travesía que cada uno o como grupo se debe hacer
en el corto espacio del camino por la tierra.
La Educación Continua es estrategia de libertad
personal y de relación interpersonal constructiva,
que todos los seres humanos necesitamos.
El proceso de educación continua asumido
personalmente requiere:
• Auto-observación. Su cuerpo, tensiones, respiración,
alimentación. Actividades, estado de
salud, sueño. Sus pensamientos, imágenes, palabras,
a fin de ser dueños de ellas y manejar su
potencial y no convertirse en sus esclavos
Sus sentimientos y valores, para asumir su fuerza
humanizante y trascendente
y no ser su juguete manipulable.
• No juzgarse, ni juzgar a nadie:
• Aceptarse
• Ser verdadero consigo mismo
• Amarse
• Tener una actitud humilde
• Ser agradecido de todo.
• Saber hacer equipo con los otros, que te complementan.
Sin un trabajo personal decidido, quedamos
estancados, con la visión y normas de etapas de
nuestra infancia, sin conexión con la etapa de
vida actual y perdemos el regalo del infinito que
es nuestra propia vida en sí y en relación con nuestros
semejantes, la naturaleza y el universo, en este
momento de la historia planetaria.
Imposible cumplir eficientemente la tarea de
educador, si no trabajamos en nosotros mismos.
El problema de los niños en la sociedad forjada
por el sistema económico actual.
Que en los niños y los jóvenes esté no solo el futuro
de la humanidad, sino el mayor reto de su presente,
es una percepción en todos los ámbitos, no
solo en los educativos.
La sociedad vive una profunda contradicción
porque, aunque se proclamen los derechos de los
niños y a veces los adultos tengan la voluntad de
ponerlos en práctica, se conserva la visión del niño
como un adulto disminuido, o se pasa al extremo
de someterse a todos los caprichos de los pequeños,
dejándolos sin el sentido de los límites y de la
educación de la voluntad y de los sentimientos.
Al permitir la tiranía de los niños,
se les daña profundamente,
pues su autoimagen de poder al someter
a todos a sus caprichos, potencia el egoísmo,
(normal en la infancia, para buscar seguridad),
le hará confrontarse más tarde
con sus propias limitaciones
y la frustración será mayor, pues agudizará
en él la violencia, la culpa a los demás o a sí mismo
al ver que no era omnipotente.
En caso de niños no deseados, muchas veces
se los ve como estorbo, sobre todo, cuando falta
el trabajo, y se descarga sobre ellos la amargura y
la propia inseguridad. …..
……….. El presente artículo es un regalo testimonial
para ayudar a nuestra memoria (de los niños,
de sus padres, de los responsables de los lugares
de procedencia, de los equipos técnicos y logísticos
de las instituciones) a recordar el proceso, de
un corto sueño hecho realidad, y que aspiramos a
que se establezca quizá en un movimiento cultural
con vida propia, por el que las generaciones más
jóvenes despierten su alegría y creatividad, al recibir
de los adultos, elementos culturales y espirituales
profundos, que les permitan establecer el puente
necesario para sentar las bases de una identidad
comunitaria auténtica, crítica de las incoherencias
y los abusos de un sistema económico que usa la
fuerza y la belleza de los niños para desatar en la
sociedad un consumismo voraz.
EDUCAR
Es un verbo encarnado que:
Parte de una visión global de la Vida,
se manifiesta en una actitud ante la Vida,
se dirige por normas claras de convivencia,
y se concreta en la calidad de vida que construye.
Educar es un proceso vital de reciprocidad:
Aprender-enseñar
De sentir-expresar la vida
desarrollar-conducir
LA EDUCACIÓN
Es una fuerza que se desarrolla en espiral:
Involucra al individuo
con todas sus potencialidades,
le enriquece y modifica
en la relación con los demás,
Le capacita para descubrir e implantar nuevas
formas tecnológicas
para la satisfacción digna
de las necesidades humanas.
Cambia la concepción del poder y las estrategias
para ejercerlo:
conducir, renovar y armonizar las relaciones
y logros a favor de todos los involucrados.
Vivencia y renueva la cultura.
Permite ubicarse dentro del universo,
trascenderse en la historia,
dando sentido a la vida.
Los logros de una educación verdadera
se manifiesta cuando educandos y educadores:
son conscientes del don de la vida y actúan
como seres humanos racionales, reflexivos;
aman, agradecen, comparten, disfrutan la vida,
son seres felices;
crean con el trabajo, riqueza material y cultural,
crecen en autonomía personal y lideran
la comunidad donde viven.
Para esto es preciso:
ejercer con humildad del arte de educar,
Desarrollar con imaginación
la educación por el Arte,
Y así, poder descubrir y disfrutar el arte de vivir.
Educar es pues:
aprender, disfrutar y perfeccionar
en sí y con los demás, el Arte de vivir.
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