jueves, 13 de octubre de 2016

Ser Niño, en la visión de los poetas

Ser Niño, en la visión de los poetas

• Ser Niño.
De Carlos Suárez Veintimilla

Es pasar por la vida con una ingenua calma
frente al lodo de todas las humanas intrigas,
y mirar con los ojos abiertos hasta el alma
las pupilas amigas.

Es llevar en las manos semillas de esperanza,
y de amor, frente al odio, la inquietud
y el espanto
y lanzarlas al viento como la fuente lanza
sus cristales de canto.

Es sentir por la muerte de una flor o de un ave,
y gozar la sonrisa de las cosas pequeñas,
y tener ante el mundo diplomático y grave,
dos pupilas risueñas

Es lanzar tras las aves que se van en bandadas
una ingenua mirada de asombrada ventura
y encontrar en el fondo de las fuentes cansadas
su primera frescura.

Es oír qué le cuentan al viento cada hora,
las campanas amigas en la voz de sus bronces
y llevar simplemente, en el alma de ahora,
aquella alma de entonces.

De Rabindranath Tagore:

En las playas de todos los mundos, se reúnen los
niños. El cielo infinito se encalma sobre sus cabezas;
el agua, impaciente, se alborota. 

En las playas de todos los mundos, 
los niños se reúnen, 
gritando y bailando.

Hacen casitas en la arena y juegan con las conchas
vacías. Su barco es una hoja seca que botan,
sonriendo en la vasta profundidad. Los niños
juegan en las playas de todos los mundos.

No saben nadar; no saben echar la red. Mientras
el pescador de perlas se sumerge por ellas, el
mercader navega con sus navíos, los niños cogen
piedrecitas y vuelven a tirarlas. Ni buscan tesoros
ocultos ni saben echar la red.

El mar se lanza en una carcajada, y brilla pálida
la playa sonriente. Olas asesinas cantan a los niños
baladas sin sentido, igual que una madre que
meciera a su hijo en la cuna. El mar juega con los
niños, y, pálida, luce la sonrisa de la playa.

En las playas de todos los mundos, se reúnen los
niños. Rueda la tempestad por el cielo sin caminos,
los barcos naufragan en el mar sin rutas, anda
suelta la muerte, y los niños juegan.

¿Sabe alguien de dónde viene el sueño que
pasa, volando por los ojos del niño?

Sí. Dicen que mora en la aldea de las hadas 
que por la sombra de una floresta 
vagamente alumbrada de luciérnagas,
cuelgan dos tímidos capullos de encanto,
de donde viene el sueño a besar los ojos del niño.

¿Sabe alguien de dónde viene la sonrisa que revuela
por los labios del niño dormido? 
Sí. Cuentan que, en el ensueño de una mañana de otoño, 
fresca de rocío, el pálido rayo primero de la luna nueva,
dorando el borde de una nube que se iba, hizo
la sonrisa que vaga en los labios del niño dormido.
¿Sabe alguien dónde estuvo escondida tanto
tiempo la dulce y suave frescura que florece en
las carnecitas del niño? 

Sí. Cuando la madre era
joven, empapaba su corazón de un tierno y misterioso
silencio de amor, la dulce y suave frescura
que ha florecido en las carnecitas del niño.

Mi canción, hijo mío, te envolverá en su música,
a manera de brazos de amor, y tocará tu frente
como un beso de bendición.

Cuando estés solo, se sentará a tu lado y murmurará
a tu oído; cuando estés entre la multitud,
te cercará con el silencio..

Mi canción será como un par de alas para tus
sueños y transportará tu corazón hasta el límite de
lo desconocido.

Cuando la noche oscura se eche sobre tu camino,
se sentará en tu frente como una estrella fiel y
empujará tus miradas para que descubras el alma
oculta de las cosas.
Y cuando mi voz enmudezca por la muerte, mi
corazón te seguirá hablando en la blanda voz de
mi canción.
Juan Sebastián, hace la reverencia, antes de recitar en familia “el Niño
Panadero”.

EL NIÑO PANADERO

Yo te vi temblando,
la mañana fría,
con los pies descalzos
pero el alma erguida,
tu canasto al hombro
por la cuesta arriba,
cuando solo el alba
señalaba el día.
Ibas canturreando
no sé qué letrilla,
regalando al viento
tu canción sencilla,
sembrando sabores
de miel y de harina
…tras de ti, la calle
queda olor a vida.
-¿Estás en la escuela?-
“No, señora”. Brilla
en tus ojos negros
pena y rebeldía,
“ayudo a mi madre
que lava y cocina
en casas ajenas
por paga mezquina”
¿Dónde está su padre?
¿Por qué no vigila
la suerte del niño?
…acaso sin vida,
enfermo o cesante
no volvió algún día?
Me quedo pensando,
con el alma herida.
Pero es tal el gesto
con el que camina
que enfrenta el fracaso
con su gallardía
y pregona a todos
que llegará el día,
de cambiar un mundo
¡de tanta injusticia!


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